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domingo, 14 de abril de 2013
REFLEXIONES Y PROPUESTAS PARA UNA NUEVA ORGANIZACIÓN POLÍTICA
viernes, 8 de marzo de 2013
Historia del 8 de Marzo -Día Internacional de la Mujer
La conmemoración del Día Internacional de la Mujer nace de una historia sangrienta en la que el abuso, la explotación y la impunidad, causaron la muerte de 146 trabajadoras textiles.
Incendio en la fábrica Triangle Shirtwaist de Nueva York
¿Pero por qué se eligió el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer? Los antecedentes históricos no son muy claros. Sin embargo, se supone que dos hechos ocurridos en la ciudad de Nueva York, EE.UU., fueron el motivo de inspiración para elegir esa fecha. El primero tuvo lugar en marzo de 1857, cuando miles de mujeres trabajadoras marcharon hacia los barrios adinerados en protesta por sus miserables condiciones laborales.
Fuente: Portal Educativo
Para algunos historiadores, el segundo hecho ocurrió en 1908, cuando unas cuarenta mil costureras industriales se declararon en huelga en demanda de mejores salarios, reducción de la jornada laboral, abolición del trabajo infantil, derecho a unirse a los sindicatos, entre otros reclamos. Algunos señalan a los dueños de la fábrica Cotton Textile Factory como los responsables de encerrar a sus empleadas para que no pudieran unirse a la huelga. Y fue entonces cuando se desató un incendio que acabó con la vida de más de 126 trabajadoras textiles y 17 hombres.
¿Pero por qué se eligió el 8 de marzo como Día Internacional de la Mujer? Los antecedentes históricos no son muy claros. Sin embargo, se supone que dos hechos ocurridos en la ciudad de Nueva York, EE.UU., fueron el motivo de inspiración para elegir esa fecha. El primero tuvo lugar en marzo de 1857, cuando miles de mujeres trabajadoras marcharon hacia los barrios adinerados en protesta por sus miserables condiciones laborales.
Fuente: Portal Educativo
Para algunos historiadores, el segundo hecho ocurrió en 1908, cuando unas cuarenta mil costureras industriales se declararon en huelga en demanda de mejores salarios, reducción de la jornada laboral, abolición del trabajo infantil, derecho a unirse a los sindicatos, entre otros reclamos. Algunos señalan a los dueños de la fábrica Cotton Textile Factory como los responsables de encerrar a sus empleadas para que no pudieran unirse a la huelga. Y fue entonces cuando se desató un incendio que acabó con la vida de más de 126 trabajadoras textiles y 17 hombres.
Otros destacan que dicho incendio ocurrió en la fábrica de camisas Triangle Shirtwaist, siendo el desastre industrial más mortífero en la historia de la ciudad de Nueva York y el cuarto en el número de muertes de un accidente industrial en la historia de los Estados Unidos.
El fuego causó la muerte de 146 trabajadoras textiles que murieron por quemaduras provocadas por el fuego, la inhalación de humo, o por derrumbes (y suicidio).
La mayoría de las víctimas eran jóvenes mujeres inmigrantes de origen judío e italiano de entre dieciséis y veintitrés años de edad. La víctima de más edad tenía 48 años y la más joven 14 años.
La tragedia se debió a la imposibilidad de salir del edificio incendiado y en llamas ya que los responsables de la fábrica de camisas habían cerrado todas las puertas de las escaleras y salidas, una práctica común para evitar robos y altercados.
Muchas de las trabajadoras que no pudieron escapar del edificio en llamas saltaron desde los pisos octavo, noveno y décimo a las calles.
El desastre en la fábrica textil de Triangle Shirtwaist obligó a importantes cambios legislativos en las normas de seguridad y salud laborales e industriales y fue el detonante de la creación del importante Sindicato internacional de mujeres trabajadoras textiles (International Ladies' Garment Workers' Union) que lucha por mejorar las condiciones laborales de las trabajadoras textiles.
El incendio ha marcado la celebración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora, después Día Internacional de la Mujer, que se conmemora el 8 de marzo.
El 8 de marzo de 2011 se celebró el centenario del Día Internacional de la Mujer y el 25 de marzo de 2011 se cumplía el centenario del desastre de la fábrica textil Triangle Shirtwaist.
Año 1909 y 1910 - Proclamación del día internacional de la Mujer Trabajadora
El 28 de febrero de 1909 se celebró por primera vez en Estados Unidos el Día de las mujeres socialistas tras una declaración del Partido Socialista de los Estados Unidos.
En agosto de 1910 la II Conferencia Internacional de Mujeres Socialistas, reunida en Copenhague, reiteró la demanda de sufragio universal para todas las mujeres y, a propuesta de la socialista alemana Luise Zietz, se aprobó la resolución propuesta por Clara Zetkin proclamando el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
La propuesta de Zetkin fue respaldada unánimemente por la conferencia a la que asistían más de 100 mujeres procedentes de 17 países, entre ellas las tres primeras mujeres elegidas para el parlamento finés (Finlandia). El objetivo era promover la igualdad de derechos, incluyendo el sufragio para las mujeres.
Año 1911 - Primera conmemoración del Día Internacional de la Mujer Trabajadora
Como consecuencia de la decisión adoptada en Copenhague el año anterior, el Día Internacional de la Mujer Trabajadora se celebró por primera vez el 19 de marzo en Alemania, Austria, Dinamarca y Suiza, con mítines a los que asistieron más de un millón de personas, que exigieron para las mujeres el derecho de voto y el de ocupar cargos públicos, el derecho al trabajo, a la formación profesional y a la no discriminación laboral.
Años 1913 y 1914 - Día Internacional de la Mujer antes de la Primera Guerra Mundial.
En 1913, en el marco de los movimientos en pro de la paz que surgieron en vísperas de la primera guerra mundial, las mujeres de Rusia celebraron su primer Día Internacional de la Mujer el último domingo de febrero de dicho año.
En 1914 en Alemania, Suecia y Rusia se conmemora por primera vez, de manera oficial, el Día Internacional de la Mujer el 8 de marzo.
En el resto de Europa, las mujeres celebraron mítines en torno al 8 de marzo para protestar por la guerra y para solidarizarse con las demás mujeres.
Años 1922 a 1975 - Institucionalización del Día Internacional de la Mujer.
Después de la revolución de octubre, la feminista Alexandra Kollontai (que desde su nombramiento como Comisaria del Pueblo para la Asistencia Pública logró el voto para la mujer, que fuera legal el divorcio y el aborto) consiguió que el 8 de marzo se considerase fiesta oficial en la Unión Soviética, aunque laborable.
El 8 de mayo de 1965 por decreto del USSR Presidium del Sóviet Supremo de la Unión Soviética de la URSS se declaró no laborable el Día Internacional de la Mujer Trabajadora.
Desde su aprobación oficial por la Unión Soviética tras la Revolución rusa de 1917 la fiesta comenzó a celebrarse en otros muchos países. En China se celebra desde 1922, en España se celebró por primera vez en 1936.
En 1975 la ONU comenzó a celebrar el 8 de marzo como el Día Internacional de la Mujer.
En diciembre de 1977, dos años más tarde, la Asamblea General de la ONU proclamó el 8 de marzo como Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional.
Esta adhesión de la ONU llevó a varios países a oficializar este día dentro de sus calendarios.
Año 2011 - Centenario del Día Internacional de la Mujer
En el año 2011 se celebró el Centenario del Día Internacional de la Mujer. También comenzó a operar la Entidad de la ONU para la Igualdad de Género y el Empoderamiento de la Mujer, también conocida como ONU Mujeres
El Día Internacional de la Mujer ha adquirido a lo largo del siglo XX una dimensión mundial para las mujeres del mundo. El movimiento internacional en defensa de los derechos de la mujer es creciente y es reforzado por la Organización de Naciones Unidas que ha celebrado cuatro conferencias mundiales sobre la mujer y ha contribuido a que la conmemoración del Día Internacional de la Mujer sea un punto de convergencia de las actividades coordinadas en favor de los derechos de la mujer y su participación en la vida política y económica.Fuente: Wikipedia y Colectivo Dignidad.
jueves, 7 de marzo de 2013
domingo, 17 de febrero de 2013
Hacia el logro de una Salud Integral
Hacia el logro de una Salud Integral
Marco Referencial
La Salud Pública , entendida como el logro de un nivel de salud tanto física como psíquica y como las diferentes modificaciones que sufre dicho nivel, es el resultado del entrecruzamiento de varios determinantes que provienen de los campos: cultural, social, económico, psicológico y biológico.
Las influencias de cada uno de estos campos en la sobredeterminación de los demás, hoy día están claramente reconocidas, por lo que podemos afirmar que dichas influencias actúan entre sí de manera imposible de diferenciar.
Esta afirmación se puede demostrar mencionando algunos ejemplos: el virus V.I.H. del S.I.D.A. nos ha ayudado a comprender las interacciones humano-animales en la génesis de enfermedades; la antropología física aporta datos que ayudan a los epidemiólogos; el zeigeist de fin de siglo con sus consecuencias en la Salud Mental ha renovado el interés por ciertas categorías de la Psicología como el narcisismo, la fetichización y otras. (1)
También hemos comprendido que las contribuciones de las ciencias políticas y sociales, resultan ser fundamentales en la generación de políticas públicas de Salud.
Sin embargo en la Argentina nos seguimos enfrentando con serias dificultades para comprender este análisis integral de los conceptos salud/enfermedad. Estas dificultades son varias pero quisiera centrarme principalmente en dos ya que las considero decisivas en la génesis del abordaje tanto profesional como político de los problemas en esta área.
La primera resulta del error en la configurarción del objeto de estudio:
La persona es analizada en forma segregada de su contenido socio-histórico y con un fuerte predominio biologista. Lo cultural en el mejor de los casos, es considerado como una variable contextual y no estructural.
La medicalización y la patologización de los fenómenos sociales resultan ser una consecuencia lógica de esta perspectiva.
La segunda se basa en el predominio de los enfoques conductistas y funcionalistas en los abordajes interdisciplinarios:
El paradigma de las ciencias de la conducta genera políticas sanitarias normativas y/o la tendencia a reparar el daño en el plano estrictamente individual sin tener en cuenta las características heterogéneas de los diferentes actores sociales.
Seguimos desconociendo el protagonismo de la comunidad, tanto en la generación de patologías, como en la resolución de las mismas. (2)
Numerosos estudios han demostrado que la falta de compromiso o contención social frente a ciertas enfermedades, genera y profundiza actitudes pasivas ante el sufrimiento.
Esto tendrá claros efectos negativos sobre el sistema inmunológico provocando el descenso del recuento de las células C D 4 (linfocitos) encargadas de las defensas de la psiconeuroinmunología del organismo. (3)
Debemos entender a la Salud como una construcción cultural indicadora y producto de la dinámica comunitaria. Tenemos que identificar las necesidades y los problemas de forma compartida y aceptar que la resolución de las/os mismas/os se basa en un abordaje de los determinantes institucionales, familiares, subjetivos y sus diferentes articulaciones.
Las interrelaciones entre lo histórico, las raíces culturales y lo emergente, deben ser incluidas en nuestros criterios de salud como de enfermedad.
Respecto de la Salud Mental , por ejemplo, deberíamos trabajar con un marco teórico-referencial que contemple “estrategias psicológicas tendientes al afianzamiento de un verdadero ejercicio de la libertad”, según afirmara muy acertadamente Enrique Pichón-Rivière, para lo cual se deben enfrentar las causas sociales y culturales del enfermar, así como también se deberán buscar las soluciones con la participación de la comunidad.
Esta concepción se enfrenta con aquella que propone una solución técnico-científica pura y aséptica a las problemáticas culturales y sociales de la población.
Personalmente comparto la definición que Mirta Videla nos propone en su libro “Intervención Psicológica en Salud Comunitaria”, para quien “la Salud es un derecho social básico y universal y su apropiación es un camino hacia la mayor libertad del ser humano”
Si concebimos a la Salud en estos términos, las y los profesionales de la Salud Mental más que ningunos, debemos plantearnos si trabajamos para la “buena adaptación” o si somos “agentes del cambio individual y social”. Si elegimos esto último es porque cuestionamos las prácticas profesionales basadas en un modelo psicológico- hegemónico y “etiquetador”de patologías, eficaz para tranquilizar y calmar la angustia que genera el sabernos todos incluídos en la génesis de muchas de ellas.
Dicho modelo está basado en el modelo médico- hegemónico, compartiendo su ahistoricidad-asocialidad-individualismo-eficiencia pragmática, negando los determinantes culturales que interjuegan sobre las personas.
Esta suerte de “cientificismo” puede terminar encubriendo las instancias de violencia y poder arbitrario que modelan las relaciones humanas, por ejemplo las que se establecen entre los sexos.
Freud habla en sus últimos trabajos de la verdad como verdad histórica, como verdad que funda y se produce en el seno de la historia.
Los profesionales de la Salud Mental deberíamos tener más presente dicha afirmación y pensar a las personas como atavesadas por la cultura, la historia, las circunstacias, las que a su vez podrán ser transformadas dialécticamente.
El tiempo que estamos viviendo es un tiempo de reflexión, de deconstrucción, de cuestionamiento, pero también lo es de construcción y producción de nuevas teorizaciones.
Este tiempo nos demanda “develar lo que la ilusión encubre”, ya que a partir de ella se construye un poder asimétrico y jerarquizado, por lo que tenemos que renunciar al poder arbitrario que se ejerce desde la apropiación de saberes, disminuyendo así los riesgos de caer en pretensiones absolutistas y doctrinarias. De lo que se trata es de distinguir y separar el discurso del poder del discurso médico o psicológico. Nuestro compromiso ético debería ser el de no seguir privilegiando únicamente la realidad psíquica (o biológica ), minimizando la realidad exterior.
La pretensión de investigar o de aportar teorizaciones de forma excluyente del contexto, significa negar a los otros y reafirmarnos desde el narcisismo y su soberbia que sólo pueden conducirnos a la muerte, simbólica o real. La subjetividad se construye tanto desde lo individual como desde lo social.
La Mujer en los Programas de Salud
Aún hoy día, en el ámbito de la familia es donde se desarrolla tanto la reproducción biológica como social de la mayoría de las mujeres. Junto con los niños y los ancianos son consideradas/os como los grupos de mayor riesgo de padecer enfermedades.
Para poder identificar si la mujer es tratada como objeto o sujeto de salud resulta necesario recordar la definición de Género que realiza Marcela Lagarde, “el género se refiere al conjunto de determinaciones culturales, económicas, políticas y psicológicas, que construyen los roles o estereotipos de acuerdo al sexo biológico.Los géneros son productos históricos de la relación entre biología, psiquismo, sociedad y cultura, y son los procesos históricos los que conducen a la homogeneidad y a la diversidad”.
A partir de esta definición podemos afirmar entoces, que la construcción de Género se centra en lo que conocemos como Atención Primaria de la Salud (A.P.S.) ya que éste es el ámbito en el que los especialistas se han interesado en las mujeres en tanto unidad de análisis.
Según la Organización Mundial de la Salud (1978), “ la A. P. S. implica: educación relacionada con los principales problemas de la salud y con los métodos para prevenirlos y controlarlos; alimentación adecuada; agua potable y condiciones básicas de higiene o saneamiento; atención de la salud materno-infantil que incluya la planificación familiar; campañas de control e inmunización de las principales enfermedades infecciosas y endémicas locales; tratamiento de las enfermedades comunes; y suministro de medicamentos esenciales”.
Debemos resaltar que en casi todos los programas de A. P. S., las mujeres como grupo social son el principal centro de atención ya que de acuerdo al orden patriarcal vigente son ellas las depositarias principales de la salud de toda la familia.
Como consecuencia de esta realidad nos encontramos con que las mujeres, en tanto sujetos de atención, son las últimas en acudir a los servicios de Salud, ya que primero están los hijos, luego los compañeros o esposos, los ancianos de la familia y finalmente ellas.
Como bien señala Franca Basaglia, “las mujeres somos seres y cuerpos para otros y sustento de otros”. Nos hacen y constituyen en mujeres en tanto los otros.
Por lo tanto, no resulta aventurado afirmar que en lo que se refiere al tema de la Salud , la subordinación de la mujer la coloca en un lugar ciertamente riesgoso.
Aún cuando en muchos Programas de Salud se consideran perspectivas sociodemográficas y biomédicas, la mujer sólo aparece como parte del binomio madre-hijo. La salud de las mismas se contempla principalmente en tanto estén embarazadas o lactando.
Por ejemplo, en dichos Programas podemos encontrarnos con la asociación obligada y casi compulsiva entre amamantar y amar, al punto que se los convierte en sinónimos. Pareciera ser que sólo puede transmitirse el amor maternal a través de la leche materna, como si el amor fuera una cualidad de la leche, condición de la que carecerían la de vaca o la de polvo. La madre es así convertida en una especie de “vaca amorosa” (M. Lagarde).
En tanto la asociación de que se es mujer en tanto se es madre y la maternidad sea concebida en términos patriarcales, todas las actividades, trabajos, sustento afectivo y aporte de energía, seguirán siendo responsabilidad casi exclusiva de las mujeres, asociadas fatalmente al orden de lo “natural”.
Para comenzar a resolver la omisión de las mujeres como sujetos sociales dentro de los Programas de Salud, tendremos que trabajar con nuevas teorizaciones y conceptos más integradores y abarcativos que permitan superar esta concepción dominante y restrictiva de su condición.
Por lo tanto, resulta imprescindible que dentro de la investigación en Salud se incluya la categoría del Género, desarticulando la categoría de “lo natural”y ahistórico, características del esencialismo que todavía impregnan el accionar médico y psicológico funcionales al orden patriarcal.
La Salud Mental de las Mujeres
Es necesario que abordemos este campo de la Salud a partir de los conceptos previamente desarrollados en el Marco Referencial para poder visibilizar algo determinante como es la Discriminación de Género, ya que resulta ser el principal factor del enfermar de las mujeres.
Las mujeres de nuestra cultura, se encuentran fuertemente limitadas en la elaboración del conflicto que genera la hostilidad resultante de la discriminación (injusticia).
Los datos con los que contamos en la Argentina acerca de la Salud Mental femenina están desactualizados y son insuficientes.
Por ejemplo, hechos muy fuertes que marcan nuestra realidad como es el mayor grado de dependencia de drogas legales entre las mujeres y otro tipo de problemáticas específicas al Género, se encuentran ausentes o con un marcado sub-registro.
Distintos estudios epidemiológicos reflejan que los casos de depresión se dan en una relación de un hombre cada diez mujeres y por cada varón que consume psicofármacos, lo hacen dos mujeres.
Muchos de los actuales criterios diagnósticos no pueden dar respuestas acertadas para la elaboración de un abordaje psicoterapéutico eficáz en el proceso hacia la cura, ya que surgen de un modelo psicopatológico tradicional cuyos principios son fuertemente biologistas, asociales, ahistóricos y ‘esencialistas’.
En los E.E. U.U. existe un manual en el que se describen diferentes enfermedades psíquicas avaladas estadísticamente, conocido como DSM IV para Trastornos Psiquiátricos (cuarta edición) . Este manual es utilizado en la Argentina , particularmente en el ámbito forense y aún cuando cumple con los requerimientos internacionales para la elaboración de diagnósticos, no se incluye la perspectiva de Género como dato fundamental a tener en cuenta. Esto, además de representar otra forma más de penetración ideológica, como bien afirma Jeanne Marecek, no puede explicarnos las especificidades de las mujeres en sus modos de enfermar.
Al ignorar la categoría del Género en la elaboración de un diagnóstico, se está negando a las mujeres como grupo social que es objeto de diferentes formas de discriminación, por lo que las situaciones de conflicto conocidas como “crisis” son abordadas desde la óptica de su “desaparición”.
Las estrategias tanto psicológicas como médicas apuntarán entonces a lograr la “adaptación” y/o “la armonización” y no se visualizará el aprovechamiento de dichas crisis para una posible “transformación” vital.
A pesar de los cambios vividos en el campo de la Salud Mental , se siguen aplicando prácticas iatrogénicas basadas en teorizaciones impregnadas por ideologías que plantean un presunto “masoquismo constitucional femenino” por lo que sería “natural a las mujeres” aceptar situaciones de inferiorización y de sufrimiento.
También concluyó que “la circunstancia social más evidente que afecta la salud de las mujeres es su condición en la sociedad” y así como en el siglo pasado la enfermedad más visualizada era la histeria, actualmente se destacan los cuadros depresivos, los trastornos de la alimentación expresados en la bulimia y la anorexia, las adicciones a psicofármacos y las enfermedades psicosomáticas con diferentes niveles de gravedad.
Un modelo superador, integral y conciente de la discriminación de Género, trabajará desde el enfrentamiento de los conflictos e interpretará a los momentos de crisis como situaciones potencialmente superadoras de las limitaciones que afectan la salud de las mujeres.
Para esto es necesario decir, que en lo que se refiere a la subjetividad femenina, será impostergable comenzar a analizar las relaciones de poder entre los géneros y sus efectos sobre la Salud.
Si nos seguimos manejando con el primero de los modelos descriptos, no alcanzaremos a dar respuesta al malestar físico, psicológico y emocional de gran cantidad de la población femenina, ya que ésta tiene modos específicos de expresar sus conflictos.
Es imprescindible realizar una capacitación en cuestiones de Género al personal de la Salud , como así también, conformar una base de datos con una mirada nueva y crítica sobre el enfermar de las mujeres.
En este abordaje, estamos incluyendo a sectores sociales y comunitarios, generando ámbitos multidisciplinarios y aceptando así que la comunidad como tal puede ser la responsable del enfermar de sus integrantes y por lo tanto también es el factor decisivo de su curación.
Otra de las conclusiones que podemos inferir es que resulta necesario apostar a una renovación de las representaciones sociales de las mujeres, dadas sus enormes posibilidades de influir y promover un cambio de actitudes en la sociedad.
Nuestras representantes políticas, con o sin Ley de Cupo mediante, deberían ser las primeras en asumir este compromiso.
Sin dudas que trabajar para el cambio implica experimentar sufrimientos pero también vivir grandes satisfacciones. También implica tener el coraje suficiente para enfrentar la ambivalencia y el riesgo de asumirnos como seres auténticamente libres.
Quisiera concluir este trabajo recordando algunas reflexiones de una mujer y colega que asumió ese riesgo como es Liliana Mizrahi, autora de un libro magnífico titulado “La mujer transgresora. Acerca del cambio y la ambivalencia” del Grupo Editor Latinoamericano-Bs. As.1987
Es mi pequeño homenaje a las mujeres que se “atreven
“La mujer ancestral está detenida en el tiempo. Su identidad ha quedado cristalizada. Es alguien que está ya definida, destinada, condenada desde antes de nacer. No necesita forjar su ser, sino ratificarlo. Intenta desarrollarse en un molde gestado previamente.
La mujer transgresora es el resultado de la ancestral en crisis.Se ha arrancado la mordaza y denuncia lo que la ancestral no se atreve a decir. La transgresora denuncia, la ancestral encubre.La transgresora pone en crisis valores consagrados que la ayudan a vivir, la ancestral suscribe pactos parversos al servicio de que todo siga como está.
La ancestral teme, vive con miedo, se detiene. La transgresora se atreve y avanza. La ancestral es una mujer que ya es. La transgresora es una mujer que trata de ser.
Tratar de ser es una forma de ser, que incluye el devenir como parte integradora de nuestro crecimiento”.
Liliana Mizrahi
Buenos Aires – Agosto 1998
Bibliografía consultada:
(1 y 2): Biagini, Escudero, Gastrón, Vujosevich. Revista Salud: Problemas y Debate. Año VI. Nro. 10. (3): Goodkin, Karl: “Enfoque psiconeuroinmunológico de la infección por VIH/ SIDA” en PSIDA – Paidós- Bs.As.
Aulagnier, Piera: “La violencia de la interpretación”- Amorrortu – Bs. As. 1977.
Barbieri, Teresita de: “Mujeres y Vida Cotidiana”- S.E.P. – México. 1980.
Basaglia, Franca: “Mujer, locura y sociedad”- Puebla. 1985.
Burín, Mabel : “El malestar de la mujeres. La tranquilidad recetada” - Paidós - Bs.As. “Género, Psicoanálisis y Subjetividad”- Paidós – Bs. As.1996. “Salud Mental”en Publicación del Foro Permanente por los Derechos de las Mujeres – Unicef. 1997.
Fernández, A.M. y Giberti, E.: “La mujer y la violencia invisible”- Ed. Sudamericana - Bs. As. 1981.
Goodkin, Karl: “Enfoque psiconeuroinmunológico de la infección por VIH/ SIDA” PSIDA – Paidós- Bs.As.
Lagarde, Marcela: “Identidad femenina”- OMNIA – México- Año 6 No. 20. 1990- “Cautiverios de las mujeres madresposas, monjas, putas, presas y locas”- México –Fac. de Filosofía y Letras – UNAM. 1990.
Ortner, Sherry: “¿Es la mujer con respecto al hombre lo que la naturaleza con respecto a la cultura?”- En Harris y Young.1989.
Pérez-Gil,Sara: “ La mujer: ¿objeto o sujeto en los Programas de Salud ?”-Revista: Salud, Problema y Debate. Año IV No. 8 – Ateneo de Estudios
Sanitarios y Sociales – Bs.As. 1992-93.
Ravazzola, Cristina: “Un análisis con perspectiva de Género de la Salud Mental en La Argentina ”en Mujeres en los ’90 – Ctro. Municipal de la Mujer de Vte. López. Bs.As. 1998.
Ruderman, Matilde: “Etica y compromiso social del Psicólogo Clínico”en Salud, Problema y Debate, Año IV No.8 – Bs. As. 1992-93.
Sartoris, L y Rapella, E: “Condiciones de salud mental de la mujer en Argentina” (mimeo) Bs. As. 1986.
Videla, Mirta: “Prevención. Intervención psicológica en Salud Comunitaria” - Ediciones Cinco- Bs. As. 1981.
Recomendaciones ante la Reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente
Una serie de recomendaciones orientadas a integrar la Perspectiva de Género en la reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente, que se realizó en el mes de Junio de 2005 en la Ciudad de Mar del Plata, en el marco de la IV Cumbre de las Américas (4 y 5 de Noviembre de 2005), fue presentada ante la Comisión Interamericana por el Foro de Mujeres del MERCOSUR- Capítulo Argentina.
Recomendaciones ante la Reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente en el marco de la IV Cumbre de las Américas.
El Foro de Mujeres del Mercosur, Capítulo Argentina, en su calidad de único organismo no gubernamental reconocido como asesor de la Reunión Especializada de la Mujer del MERCOSUR, declara que:
· Teniendo en cuenta el lema de la IV Cumbre : “Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática” ;
· Partiendo de un enfoque integrado de Derechos Humanos, Salud Pública y Equidad de Género ;
· Basándonos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos y su Protocolo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención Internacional contra todas las formas de Discriminación contra la Mujer, siendo todos ellos tratados de carácter vinculante para los Estados que los han ratificado ;
· De conformidad con los compromisos contraídos en las Cumbres de Miami, Santiago, Québec y Monterrey, referidos a la protección social en materia de Salud entendida como uno de los pilares fundamentales en los que se asienta el progreso de las Naciones y afirmando que el acceso equitativo a los servicios de Salud de calidad sin ningún tipo de distinción, es un elemento central en las sociedades democráticas ;
· De acuerdo con la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que establece que las mujeres, junto a los grupos con menores posibilidades de acceso a los servicios de salud, deben ser los primeros ha ser tenidos en cuenta en el diseño y aplicación de políticas públicas de prevención, atención y promoción de la salud ;
· Tal como lo establece la política de “Salud para todos en el Siglo XXI” de la Organización Panamericana de la Salud, que enfatiza la “necesidad de incorporar la perspectiva de género como instrumento para analizar los impactos de la globalización en el desarrollo y en las políticas estructurales, macroeconómicas y sociales, con especial énfasis en sus relaciones con la salud “ ; · Reconociendo que la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo - CIPD - ha producido un cambio paradigmático en la política poblacional , incluyendo la conceptualización de los Derechos Sexuales y Reproductivos como Derechos Humanos y siendo signatarios todos los Gobiernos de América Latina y El Caribe ;
· Teniendo presente la “Declaración de Doha” o Declaración Ministerial relativa al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio - ADPIC - y la Salud Pública de Noviembre de 2001, reafirmamos el derecho de los países miembros de la Organización Mundial de Comercio, a anteponer la protección de la salud pública ante los intereses privados comerciales, limitando los efectos del monopolio de las patentes y fomentando el acceso universal a los medicamentos a fin de garantizar la salud de toda la población.
Por lo que declaramos el más absoluto rechazo al texto referido a la propiedad intelectual del Acuerdo del Area de Libre Comercio – ALCA
. “La Declaración de Doha (Qatar) reconoció el derecho de los países en desarrollo a tomar medidas en protección de la salud pública. Sin embargo, el texto esbozado en el capítulo de propiedad intelectual del ALCA incluye varias propuestas que, de mantenerse en el texto final, comprometerían a los países de América Latina y El Caribe a cumplir obligaciones adicionales a las adquiridas en el Acuerdo de los ADPIC (ó TRIPS por sus siglas en inglés)
. Los Estados Unidos, en defensa de los intereses de las compañías farmacéuticas transnacionales, pretende imponer sobre los productos farmacéuticos, estándares que exceden los requerimientos establecidos en los ADPIC. En algunos casos, tales estándares se oponen directamente al espíritu y letra de la Declaración de Doha, que reconoce la preocupación por el efecto de las patentes en los precios. La propuesta de los Estados Unidos incluye varios puntos claves que tendrán un impacto negativo sobre el acceso a medicamentos esenciales en las Américas.
El párrafo 6 de la Declaración solicitó al Consejo de los ADPIC que diera una solución para que los países que no tengan capacidad de producción local, pudieran importar versiones genéricas mediando el uso de licencias obligatorias, para que de tal forma se estableciera un libre comercio de genéricos entre los países, utilizando las cláusulas del Acuerdo sobre los ADPIC. Esto ha sido obstaculizado de diversas formas por los Estados Unidos planteando que dicho intercambio debería realizarse para una limitada lista de enfermedades, para algunas de las cuales no hay tratamientos o los medicamentos ya no están protegidos por patentes”.
Boulet P, Cohen RM. Patients versus Profits: TRIPS, FTAA and Access to Medicines Crisis, 2002.
AFIRMAMOS:
1. Que la creación de más y mejor empleo, requiere de la instrumentación de una serie de políticas de Estado, entre las que se deben destacar las orientadas a promover, proteger y garantizar el cumplimiento del derecho a la Salud desde un enfoque integral e interdependiente con el resto de los Derechos Humanos, eliminando las inequidades de género, clase, etnia y edad en el acceso y utilización de los servicios de Salud de calidad.
2. Que el marco de los Derechos Humanos, además de obligar a centrar el análisis en las inequidades y la justicia social, también nos provee de la herramienta de atribución de responsabilidades de los Gobiernos en el cumplimiento de los mismos.
3. Que el Derecho a la Salud es un concepto amplio que puede y debe desglosarse en derechos más concretos como son la salud materna, infantil, reproductiva y sexual.
4. Que el Derecho a la Salud Reproductiva implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual plena y sin riesgos así como la libertad para decidir si procrear o no, cuándo hacerlo y con qué frecuencia, por lo que es decisivo entender y atender la salud sexual como otro aspecto del desarrollo personal y social de los pueblos.
5. Que es imprescindible reforzar la autonomía de los Gobiernos y la laicidad de los Estados, frente a las presiones de las jerarquías de sectores religiosos conservadores, orientadas a modificar o impedir la aplicación de políticas públicas que integran la dimensión de género junto a los derechos sexuales y reproductivos, así como la equidad en el acceso a la información, los insumos y los servicios de Salud.
6. Que la penalización del aborto da lugar a prácticas diferenciadas según las posibilidades socioeconómicas de las mujeres, las que se expresan en el elevado porcentaje de morbimortalidad materna de nuestros países, representando un grave problema de salud pública y de injusticia social. Las mujeres con mayores recursos asisten a consultorios privados donde son atendidas por profesionales idóneos en las mejores condiciones de higiene y cuidado. Las mujeres pobres sólo tienen acceso a procedimientos caseros realizados por personas sin preparación profesional o por ellas mismas, conforme a prácticas aprendidas por tradición oral, con el consecuente riesgo para su salud y su vida.
7. Que es necesario superar metodologías e indicadores epidemiológicos y de costos que han engoblado mortalidad con morbilidad y discapacidad, por lo que las enfermedades son “resignificadas” respecto de la morbimortalidad materna y sus causas, quedando ésta relegada en el establecimiento de prioridades y recursos frente al VIH/SIDA, la malaria, el dengue o la tuberculosis.
8. Que los países de nuestra región deben actualizar su información sociodemográfica e incorporar los datos desagregados por sexo en sus reportes situacionales de salud para superar la falta de transparecia e inconsistencia de los mismos. Importantes aspectos de la salud como el aborto infectado, la violencia de género, las ITS (en su mayoría asintomáticas) y la mortalidad materna, en muchos casos se encuentran subregsitrados o no registrados. Este vacío de información respecto a datos de salud sexual y reproductiva, incide en la infravaloración de su incidencia y por lo tanto, en la determinación de recursos.
9. Que debería incluirse entre las áreas prioritarias de los MiSAmA, la que se refiere al “potencial reproductivo” de las mujeres como factor condicionante en el acceso a un trabajo digno, así como a las aseguradoras de salud, ya que los costos de la reproducción son únicamente adjudicados a las mujeres.
10. Que tomando en consideración los datos regionales sobre pobreza, empleo remunerado y no remunerado, resulta necesario aplicar el enfoque de género en el financiamiento de la salud pública ya que la mayor demanda en salud por parte de las mujeres, coincide con su menor capacidad de pago.
11. Que las políticas de ajuste estructural representan una grave “desinversión en capital humano”, ignorando la división sexual del trabajo, el trabajo doméstico no remunerado, así como las relaciones entre el trabajo remunerado y el no-remunerado. Al recortar los recursos en el sector de la Salud Pública, han recargado aún más el rol de las mujeres como productoras informales en la atención de la salud.
12. Que el grave impacto y la propagación de la pandemia del VIH/SIDA sobre la salud de nuestros pueblos y particularmente sobre las mujeres jóvenes, indica la necesidad de informar y educar en salud sexual en todos los ámbitos de la educación, por lo que los Gobiernos deberán realizar mayores esfuerzos en la superación de ideologías basadas en la intolerancia y el desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la población. Así mismo recomendamos establecer acuerdos de cooperación a nivel regional y mundial, así como solicitar mayores recursos al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA para los países de América Latina y el Caribe.
13. Que es impostergable la inclusión de los ministerios de Salud de nuestros países en las negociaciones del ALCA, ya que éstas se realizan en encuentros gubernamentales cerrados, sin participación real de otros ministerios que no sean los de Comercio e Industria, y casi nula participación de organizaciones de la sociedad civil.
REFLEXIONES FINALES
Los programas de ajuste estructual en el campo de las reformas sanitarias, han aplicado la reducción de lo que, desde la concepción económica neoliberal, se interpreta como “gasto público”. Esto ha afectado la salud de la población en general, con un mayor impacto en los sectores sin recursos y especialmente en las mujeres pobres, siendo éstas mayoritarias en el escenario nacional y regional. Las reducciones o recortes de “gastos” en el sector de la salud, han ejercido un efecto devastador sobre la asistencia informal, histórica y culturalmente asignada a las mujeres.
Según Elson y Evers, luego de examinar los Enfoques Sectoriales Ampliados (ESA) de los donantes de fondos destinados a Salud, la relación costo-beneficio de los programas que incluyen el enfoque de género, es mejor que la de los que no lo consideran, por lo que el género demuestra ser también un indicador que debe atravesar las diferentes políticas si se pretende garantizar eficiencia y optimización de los recursos. Entre otros análisis, su aplicación visibiliza los roles sociales que mujeres y hombres desempeñan en las economías de mercado, los que a su vez se expresan en las funciones productivas, reproductivas y de gestión. Esta dimensión permite afirmar que la pobreza afecta más negativamente la salud y supervivencia de las mujeres, ya que la mayor esperanza de vida femenina, no es siempre la regla en los países pobres ni en los grupos de menores ingresos, en los que esta ventaja disminuye o incluso desaparece. Mientras la pobreza multiplica por 2 y hasta por 5 el riesgo de muerte prematura en los varones, entre las mujeres dicho riesgo se multiplica por 4 y hasta por 12. La no-inversión en acciones preventivas y promocionales, facilitando el acceso a información, medicamentos, consultas, estudios y diagnósticos, genera un costo que supera las posibilidades económicas de muchas mujeres, lo que retrasa la búsqueda de atención para sus problemas de salud en general y de su salud sexual y reproductiva, en particular, lo que las enfrenta a un riesgo mayor de enfermedad y muerte. Aplicar enfoques integrados, permitirá entender a la salud como un fenómeno multifactorial y atravesado por relaciones de poder, cuestionando a la epidemiología clásica centrada en la muerte, la morbilidad y los riesgos individuales. Estos enfoques plantean la necesidad de realizar abordajes multisectoriales e interdisciplinarios de salud, asumiendo la integralidad de los Derechos Humanos en su doble vertiente de libertad y justicia y atribuyendo responsabilidades al sufrimiento innecesario. Incluir y atravesar dichos enfoques con la dimensión de género en la formulación y monitoreo de politicas públicas sanitarias, obedece a mandatos explícitos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, basados en las obligaciones surgidas de los compromisos internacionales de carácter vinculante adoptados por nuestros países en el seno de las Naciones Unidas.
Finalmente, afirmamos que la igualdad en el acceso a los recursos del desarrollo se logrará si las mujeres son concebidas como sujetas centrales del mismo. En realidad lo que se pretende es la superación de la pobreza conjuntamente con la construcción de sociedades más democráticas e igualitarias, concibiendo al desarrollo como un proceso destinado a impulsar el crecimiento y la distribución equitativa de los recursos para ampliar la igualdad de oportunidades, en escala humana y con perspectiva de género.
Ester Nani
Coordinación General
Zunilda Valenciano
Presidenta
Recomendaciones ante la Reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente en el marco de la IV Cumbre de las Américas.
El Foro de Mujeres del Mercosur, Capítulo Argentina, en su calidad de único organismo no gubernamental reconocido como asesor de la Reunión Especializada de la Mujer del MERCOSUR, declara que:
· Teniendo en cuenta el lema de la IV Cumbre : “Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática” ;
· Partiendo de un enfoque integrado de Derechos Humanos, Salud Pública y Equidad de Género ;
· Basándonos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos y su Protocolo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención Internacional contra todas las formas de Discriminación contra la Mujer, siendo todos ellos tratados de carácter vinculante para los Estados que los han ratificado ;
· De conformidad con los compromisos contraídos en las Cumbres de Miami, Santiago, Québec y Monterrey, referidos a la protección social en materia de Salud entendida como uno de los pilares fundamentales en los que se asienta el progreso de las Naciones y afirmando que el acceso equitativo a los servicios de Salud de calidad sin ningún tipo de distinción, es un elemento central en las sociedades democráticas ;
· De acuerdo con la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que establece que las mujeres, junto a los grupos con menores posibilidades de acceso a los servicios de salud, deben ser los primeros ha ser tenidos en cuenta en el diseño y aplicación de políticas públicas de prevención, atención y promoción de la salud ;
· Tal como lo establece la política de “Salud para todos en el Siglo XXI” de la Organización Panamericana de la Salud, que enfatiza la “necesidad de incorporar la perspectiva de género como instrumento para analizar los impactos de la globalización en el desarrollo y en las políticas estructurales, macroeconómicas y sociales, con especial énfasis en sus relaciones con la salud “ ; · Reconociendo que la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo - CIPD - ha producido un cambio paradigmático en la política poblacional , incluyendo la conceptualización de los Derechos Sexuales y Reproductivos como Derechos Humanos y siendo signatarios todos los Gobiernos de América Latina y El Caribe ;
· Teniendo presente la “Declaración de Doha” o Declaración Ministerial relativa al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio - ADPIC - y la Salud Pública de Noviembre de 2001, reafirmamos el derecho de los países miembros de la Organización Mundial de Comercio, a anteponer la protección de la salud pública ante los intereses privados comerciales, limitando los efectos del monopolio de las patentes y fomentando el acceso universal a los medicamentos a fin de garantizar la salud de toda la población.
Por lo que declaramos el más absoluto rechazo al texto referido a la propiedad intelectual del Acuerdo del Area de Libre Comercio – ALCA
. “La Declaración de Doha (Qatar) reconoció el derecho de los países en desarrollo a tomar medidas en protección de la salud pública. Sin embargo, el texto esbozado en el capítulo de propiedad intelectual del ALCA incluye varias propuestas que, de mantenerse en el texto final, comprometerían a los países de América Latina y El Caribe a cumplir obligaciones adicionales a las adquiridas en el Acuerdo de los ADPIC (ó TRIPS por sus siglas en inglés)
. Los Estados Unidos, en defensa de los intereses de las compañías farmacéuticas transnacionales, pretende imponer sobre los productos farmacéuticos, estándares que exceden los requerimientos establecidos en los ADPIC. En algunos casos, tales estándares se oponen directamente al espíritu y letra de la Declaración de Doha, que reconoce la preocupación por el efecto de las patentes en los precios. La propuesta de los Estados Unidos incluye varios puntos claves que tendrán un impacto negativo sobre el acceso a medicamentos esenciales en las Américas.
El párrafo 6 de la Declaración solicitó al Consejo de los ADPIC que diera una solución para que los países que no tengan capacidad de producción local, pudieran importar versiones genéricas mediando el uso de licencias obligatorias, para que de tal forma se estableciera un libre comercio de genéricos entre los países, utilizando las cláusulas del Acuerdo sobre los ADPIC. Esto ha sido obstaculizado de diversas formas por los Estados Unidos planteando que dicho intercambio debería realizarse para una limitada lista de enfermedades, para algunas de las cuales no hay tratamientos o los medicamentos ya no están protegidos por patentes”.
Boulet P, Cohen RM. Patients versus Profits: TRIPS, FTAA and Access to Medicines Crisis, 2002.
AFIRMAMOS:
1. Que la creación de más y mejor empleo, requiere de la instrumentación de una serie de políticas de Estado, entre las que se deben destacar las orientadas a promover, proteger y garantizar el cumplimiento del derecho a la Salud desde un enfoque integral e interdependiente con el resto de los Derechos Humanos, eliminando las inequidades de género, clase, etnia y edad en el acceso y utilización de los servicios de Salud de calidad.
2. Que el marco de los Derechos Humanos, además de obligar a centrar el análisis en las inequidades y la justicia social, también nos provee de la herramienta de atribución de responsabilidades de los Gobiernos en el cumplimiento de los mismos.
3. Que el Derecho a la Salud es un concepto amplio que puede y debe desglosarse en derechos más concretos como son la salud materna, infantil, reproductiva y sexual.
4. Que el Derecho a la Salud Reproductiva implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual plena y sin riesgos así como la libertad para decidir si procrear o no, cuándo hacerlo y con qué frecuencia, por lo que es decisivo entender y atender la salud sexual como otro aspecto del desarrollo personal y social de los pueblos.
5. Que es imprescindible reforzar la autonomía de los Gobiernos y la laicidad de los Estados, frente a las presiones de las jerarquías de sectores religiosos conservadores, orientadas a modificar o impedir la aplicación de políticas públicas que integran la dimensión de género junto a los derechos sexuales y reproductivos, así como la equidad en el acceso a la información, los insumos y los servicios de Salud.
6. Que la penalización del aborto da lugar a prácticas diferenciadas según las posibilidades socioeconómicas de las mujeres, las que se expresan en el elevado porcentaje de morbimortalidad materna de nuestros países, representando un grave problema de salud pública y de injusticia social. Las mujeres con mayores recursos asisten a consultorios privados donde son atendidas por profesionales idóneos en las mejores condiciones de higiene y cuidado. Las mujeres pobres sólo tienen acceso a procedimientos caseros realizados por personas sin preparación profesional o por ellas mismas, conforme a prácticas aprendidas por tradición oral, con el consecuente riesgo para su salud y su vida.
7. Que es necesario superar metodologías e indicadores epidemiológicos y de costos que han engoblado mortalidad con morbilidad y discapacidad, por lo que las enfermedades son “resignificadas” respecto de la morbimortalidad materna y sus causas, quedando ésta relegada en el establecimiento de prioridades y recursos frente al VIH/SIDA, la malaria, el dengue o la tuberculosis.
8. Que los países de nuestra región deben actualizar su información sociodemográfica e incorporar los datos desagregados por sexo en sus reportes situacionales de salud para superar la falta de transparecia e inconsistencia de los mismos. Importantes aspectos de la salud como el aborto infectado, la violencia de género, las ITS (en su mayoría asintomáticas) y la mortalidad materna, en muchos casos se encuentran subregsitrados o no registrados. Este vacío de información respecto a datos de salud sexual y reproductiva, incide en la infravaloración de su incidencia y por lo tanto, en la determinación de recursos.
9. Que debería incluirse entre las áreas prioritarias de los MiSAmA, la que se refiere al “potencial reproductivo” de las mujeres como factor condicionante en el acceso a un trabajo digno, así como a las aseguradoras de salud, ya que los costos de la reproducción son únicamente adjudicados a las mujeres.
10. Que tomando en consideración los datos regionales sobre pobreza, empleo remunerado y no remunerado, resulta necesario aplicar el enfoque de género en el financiamiento de la salud pública ya que la mayor demanda en salud por parte de las mujeres, coincide con su menor capacidad de pago.
11. Que las políticas de ajuste estructural representan una grave “desinversión en capital humano”, ignorando la división sexual del trabajo, el trabajo doméstico no remunerado, así como las relaciones entre el trabajo remunerado y el no-remunerado. Al recortar los recursos en el sector de la Salud Pública, han recargado aún más el rol de las mujeres como productoras informales en la atención de la salud.
12. Que el grave impacto y la propagación de la pandemia del VIH/SIDA sobre la salud de nuestros pueblos y particularmente sobre las mujeres jóvenes, indica la necesidad de informar y educar en salud sexual en todos los ámbitos de la educación, por lo que los Gobiernos deberán realizar mayores esfuerzos en la superación de ideologías basadas en la intolerancia y el desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la población. Así mismo recomendamos establecer acuerdos de cooperación a nivel regional y mundial, así como solicitar mayores recursos al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA para los países de América Latina y el Caribe.
13. Que es impostergable la inclusión de los ministerios de Salud de nuestros países en las negociaciones del ALCA, ya que éstas se realizan en encuentros gubernamentales cerrados, sin participación real de otros ministerios que no sean los de Comercio e Industria, y casi nula participación de organizaciones de la sociedad civil.
REFLEXIONES FINALES
Los programas de ajuste estructual en el campo de las reformas sanitarias, han aplicado la reducción de lo que, desde la concepción económica neoliberal, se interpreta como “gasto público”. Esto ha afectado la salud de la población en general, con un mayor impacto en los sectores sin recursos y especialmente en las mujeres pobres, siendo éstas mayoritarias en el escenario nacional y regional. Las reducciones o recortes de “gastos” en el sector de la salud, han ejercido un efecto devastador sobre la asistencia informal, histórica y culturalmente asignada a las mujeres.
Según Elson y Evers, luego de examinar los Enfoques Sectoriales Ampliados (ESA) de los donantes de fondos destinados a Salud, la relación costo-beneficio de los programas que incluyen el enfoque de género, es mejor que la de los que no lo consideran, por lo que el género demuestra ser también un indicador que debe atravesar las diferentes políticas si se pretende garantizar eficiencia y optimización de los recursos. Entre otros análisis, su aplicación visibiliza los roles sociales que mujeres y hombres desempeñan en las economías de mercado, los que a su vez se expresan en las funciones productivas, reproductivas y de gestión. Esta dimensión permite afirmar que la pobreza afecta más negativamente la salud y supervivencia de las mujeres, ya que la mayor esperanza de vida femenina, no es siempre la regla en los países pobres ni en los grupos de menores ingresos, en los que esta ventaja disminuye o incluso desaparece. Mientras la pobreza multiplica por 2 y hasta por 5 el riesgo de muerte prematura en los varones, entre las mujeres dicho riesgo se multiplica por 4 y hasta por 12. La no-inversión en acciones preventivas y promocionales, facilitando el acceso a información, medicamentos, consultas, estudios y diagnósticos, genera un costo que supera las posibilidades económicas de muchas mujeres, lo que retrasa la búsqueda de atención para sus problemas de salud en general y de su salud sexual y reproductiva, en particular, lo que las enfrenta a un riesgo mayor de enfermedad y muerte. Aplicar enfoques integrados, permitirá entender a la salud como un fenómeno multifactorial y atravesado por relaciones de poder, cuestionando a la epidemiología clásica centrada en la muerte, la morbilidad y los riesgos individuales. Estos enfoques plantean la necesidad de realizar abordajes multisectoriales e interdisciplinarios de salud, asumiendo la integralidad de los Derechos Humanos en su doble vertiente de libertad y justicia y atribuyendo responsabilidades al sufrimiento innecesario. Incluir y atravesar dichos enfoques con la dimensión de género en la formulación y monitoreo de politicas públicas sanitarias, obedece a mandatos explícitos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, basados en las obligaciones surgidas de los compromisos internacionales de carácter vinculante adoptados por nuestros países en el seno de las Naciones Unidas.
Finalmente, afirmamos que la igualdad en el acceso a los recursos del desarrollo se logrará si las mujeres son concebidas como sujetas centrales del mismo. En realidad lo que se pretende es la superación de la pobreza conjuntamente con la construcción de sociedades más democráticas e igualitarias, concibiendo al desarrollo como un proceso destinado a impulsar el crecimiento y la distribución equitativa de los recursos para ampliar la igualdad de oportunidades, en escala humana y con perspectiva de género.
Ester Nani
Coordinación General
Zunilda Valenciano
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