domingo, 17 de febrero de 2013

Hacia el logro de una Salud Integral

Hacia el logro de una Salud Integral

                                                                                         

Marco Referencial


La Salud Pública, entendida como el logro de un nivel de salud tanto física como psíquica y como las diferentes modificaciones que sufre dicho nivel, es el resultado del entrecruzamiento de varios determinantes que provienen de los campos: cultural, social, económico, psicológico y biológico.

Las influencias de cada uno de estos campos en la sobredeterminación de los demás, hoy día están claramente reconocidas, por lo que podemos afirmar que dichas influencias actúan entre sí de  manera imposible de diferenciar.

Esta afirmación se puede demostrar mencionando algunos ejemplos: el virus V.I.H. del S.I.D.A. nos ha ayudado a comprender las interacciones humano-animales en la génesis de enfermedades; la antropología física aporta datos que ayudan a los epidemiólogos; el zeigeist de fin de siglo con sus consecuencias en la Salud Mental ha renovado el interés por ciertas categorías de la Psicología como el narcisismo, la fetichización y otras. (1)

También hemos comprendido que las contribuciones de las ciencias políticas y sociales, resultan ser fundamentales en la generación de políticas públicas de Salud.
Sin embargo en la Argentina nos seguimos  enfrentando con serias dificultades para comprender este análisis integral de los conceptos salud/enfermedad. Estas dificultades son varias pero quisiera centrarme principalmente en dos ya que las considero decisivas en la génesis del abordaje tanto profesional como político de los problemas en esta área.
        La primera resulta del error en la configurarción del objeto de estudio:
La persona es analizada en forma segregada de su contenido socio-histórico y con un fuerte predominio biologista. Lo cultural en el mejor de los casos, es considerado como una variable contextual y no estructural.
La medicalización y la patologización de los fenómenos sociales resultan ser una consecuencia  lógica de esta perspectiva.
        La segunda se basa en el predominio de los enfoques conductistas y funcionalistas en los abordajes interdisciplinarios:
        El paradigma de las ciencias de la conducta genera políticas sanitarias normativas y/o la tendencia a reparar el daño en el plano estrictamente individual sin tener en cuenta las características heterogéneas de los diferentes actores sociales.
        Seguimos desconociendo el protagonismo de la comunidad, tanto en la generación de  patologías, como en la resolución de las mismas. (2)
        Numerosos estudios han demostrado que la falta de compromiso o contención  social frente a ciertas enfermedades, genera y profundiza actitudes pasivas ante el sufrimiento.
Esto tendrá claros efectos negativos sobre el sistema inmunológico provocando el descenso del recuento de las células C D 4 (linfocitos) encargadas de las defensas de la psiconeuroinmunología del organismo. (3)
        Debemos entender a la Salud como una construcción cultural indicadora y producto de la dinámica comunitaria. Tenemos que identificar las necesidades y los problemas de forma compartida y aceptar que la resolución de las/os mismas/os se basa en un abordaje de los determinantes institucionales, familiares, subjetivos y sus diferentes articulaciones.
        Las interrelaciones entre lo histórico, las raíces culturales y lo emergente, deben ser incluidas en nuestros criterios de salud como de enfermedad.
        Respecto de la Salud Mental, por ejemplo, deberíamos trabajar con un marco teórico-referencial que contemple “estrategias psicológicas tendientes al afianzamiento de un verdadero ejercicio de la libertad”, según afirmara muy acertadamente Enrique Pichón-Rivière, para lo cual se deben enfrentar las causas sociales y culturales del enfermar, así como también se deberán buscar las soluciones con la participación de la comunidad.
Esta concepción se enfrenta con aquella que propone una solución técnico-científica  pura y aséptica a las problemáticas culturales y sociales de la población.
Personalmente comparto la definición que Mirta Videla nos propone en su libro “Intervención Psicológica en Salud Comunitaria”, para quien  la Salud es un derecho social básico y universal y su apropiación es un camino hacia la mayor libertad del ser humano”
Si concebimos a la Salud en estos términos, las y los profesionales de la Salud Mental más que ningunos, debemos plantearnos si trabajamos para la “buena adaptación” o si somos “agentes del cambio individual y social”. Si elegimos esto último es porque cuestionamos las prácticas profesionales basadas en un modelo psicológico- hegemónico y  “etiquetador”de patologías, eficaz para tranquilizar y calmar la angustia que genera el sabernos todos incluídos en la génesis de muchas de ellas.
Dicho modelo está basado en el modelo médico- hegemónico, compartiendo su ahistoricidad-asocialidad-individualismo-eficiencia pragmática, negando los determinantes culturales que interjuegan sobre las personas.
Esta suerte de “cientificismo” puede terminar encubriendo las instancias de violencia y poder arbitrario que modelan las relaciones humanas, por ejemplo las que se establecen entre los sexos.
Freud habla en sus últimos trabajos de la verdad como verdad histórica, como verdad que funda y se produce en el seno de la historia.
Los profesionales de la Salud Mental deberíamos tener más presente dicha afirmación y pensar a las personas como atavesadas por la cultura, la historia, las circunstacias, las que a su vez podrán ser transformadas dialécticamente.
El tiempo que estamos viviendo es un tiempo de reflexión, de deconstrucción, de cuestionamiento, pero también lo es de construcción y  producción de nuevas teorizaciones.
Este tiempo nos demanda “develar lo que la ilusión encubre”, ya que a partir de ella se construye un poder asimétrico y jerarquizado, por lo que tenemos que renunciar al poder arbitrario que se ejerce desde la apropiación de saberes, disminuyendo así los riesgos de caer en pretensiones absolutistas y doctrinarias. De lo que se trata es de distinguir y separar el discurso del poder del discurso médico o psicológico. Nuestro compromiso ético debería ser el de no seguir privilegiando únicamente la realidad psíquica (o biológica ), minimizando la realidad exterior.
La pretensión de investigar o de aportar teorizaciones de forma excluyente del contexto, significa negar a los otros y reafirmarnos desde el narcisismo y su soberbia que sólo pueden conducirnos a la muerte, simbólica o real. La subjetividad se construye tanto desde lo individual como desde lo social.

 

La Mujer en los Programas de Salud


Aún hoy día, en el ámbito de la familia es donde se desarrolla tanto la reproducción biológica como social de la mayoría de las mujeres. Junto con los niños y los ancianos son consideradas/os como los grupos de mayor riesgo de padecer enfermedades.
Para poder identificar  si la mujer es tratada como objeto o sujeto de salud resulta necesario recordar la definición de Género que realiza Marcela Lagarde, “el género se refiere al conjunto de determinaciones culturales, económicas, políticas y psicológicas, que construyen los roles o estereotipos de acuerdo al sexo biológico.Los géneros son productos históricos de la relación entre biología, psiquismo, sociedad y cultura, y son los procesos históricos los que conducen a la homogeneidad y a la diversidad”.
A partir de esta definición podemos afirmar entoces, que la construcción de Género se centra en lo que conocemos como Atención Primaria de la Salud (A.P.S.) ya que éste es el  ámbito en el que los especialistas se han interesado en las mujeres en tanto unidad de análisis.
 Según la Organización Mundial de la Salud (1978), “ la A. P. S. implica: educación relacionada con los principales problemas de la salud y con los métodos para prevenirlos y controlarlos; alimentación adecuada; agua potable y condiciones básicas de higiene o saneamiento; atención de la salud materno-infantil que incluya la planificación familiar; campañas de control e inmunización de las principales enfermedades infecciosas y endémicas locales; tratamiento de las enfermedades comunes; y suministro de medicamentos esenciales”.
Debemos resaltar que en casi todos los programas de A. P. S.,  las mujeres como grupo social son el principal centro de atención ya que de acuerdo al orden patriarcal vigente son ellas las depositarias principales de la salud de toda la familia.
Como consecuencia de esta realidad  nos encontramos con que las mujeres, en tanto sujetos de atención, son las últimas en acudir a los servicios de Salud, ya que primero están los hijos, luego  los compañeros o esposos, los ancianos de la familia y finalmente ellas.
Como bien señala Franca Basaglia, “las mujeres somos seres y cuerpos para otros y sustento de otros”. Nos hacen y constituyen en mujeres en tanto los otros.
Por lo tanto, no resulta aventurado afirmar que en lo que se refiere al tema de la Salud, la subordinación de la mujer la coloca en un lugar ciertamente riesgoso.
Aún cuando en muchos Programas de Salud se consideran perspectivas sociodemográficas y biomédicas, la mujer sólo aparece como parte del binomio madre-hijo. La salud de las mismas se contempla principalmente en tanto estén embarazadas o lactando.
Por ejemplo, en dichos Programas podemos encontrarnos con la asociación obligada y casi compulsiva entre amamantar y amar, al punto que se los convierte en sinónimos. Pareciera ser que sólo puede transmitirse el amor maternal a través de la leche materna, como si el amor fuera una cualidad de la leche, condición de la que carecerían la  de vaca o la de polvo. La madre es así convertida en una especie de “vaca amorosa” (M. Lagarde).
 En tanto la asociación de que se es mujer en tanto se es madre y la maternidad sea concebida en términos patriarcales, todas las actividades, trabajos, sustento afectivo y aporte de energía, seguirán siendo responsabilidad casi exclusiva de las mujeres, asociadas fatalmente al orden de lo “natural”.
Para comenzar a resolver la omisión de las mujeres como sujetos sociales dentro de los Programas de Salud, tendremos que trabajar con nuevas teorizaciones y conceptos más integradores y abarcativos que permitan superar esta concepción dominante y restrictiva de su condición.
Por lo tanto, resulta imprescindible que dentro de la investigación en Salud se incluya la categoría del Género, desarticulando la categoría de “lo natural”y ahistórico, características del esencialismo que todavía impregnan el accionar  médico y psicológico funcionales al orden patriarcal.


La Salud Mental de las Mujeres


Es necesario que abordemos este campo de la Salud a partir de los conceptos previamente desarrollados en el Marco Referencial para poder visibilizar algo determinante como es la Discriminación de Género, ya que resulta ser el principal factor del enfermar de las mujeres.
Las mujeres de nuestra cultura, se encuentran fuertemente limitadas en la elaboración del conflicto que genera la hostilidad resultante de la discriminación (injusticia).
Los datos con los que contamos en la Argentina acerca de la Salud Mental femenina están desactualizados y son insuficientes.
 Por ejemplo, hechos muy fuertes que marcan nuestra realidad como es el mayor grado de dependencia de drogas legales entre las mujeres y otro tipo de problemáticas específicas al Género, se encuentran ausentes o con un marcado sub-registro.
Distintos estudios epidemiológicos reflejan que los casos de depresión se dan en una relación de un hombre cada diez mujeres y por cada varón que consume psicofármacos, lo hacen dos mujeres.  
Muchos de los actuales criterios diagnósticos no pueden dar respuestas acertadas para la elaboración de un abordaje psicoterapéutico eficáz en el proceso hacia la cura, ya que surgen de un modelo psicopatológico tradicional cuyos principios son fuertemente biologistas, asociales, ahistóricos y ‘esencialistas’.
En los E.E. U.U. existe un manual en el que se describen  diferentes enfermedades  psíquicas avaladas estadísticamente, conocido como DSM IV para Trastornos Psiquiátricos (cuarta edición) . Este manual es utilizado en la Argentina,  particularmente en el ámbito forense y aún cuando cumple con los requerimientos internacionales para la elaboración de diagnósticos, no se incluye la perspectiva de Género como dato fundamental  a tener en cuenta. Esto, además de representar otra forma más de penetración ideológica, como bien afirma Jeanne Marecek, no puede explicarnos las especificidades de las mujeres en sus modos de enfermar.
Al ignorar la categoría del Género en la elaboración de un diagnóstico, se está negando a las mujeres como grupo social que es objeto de diferentes formas de discriminación,  por lo que las situaciones de conflicto conocidas como “crisis” son abordadas desde la óptica de su “desaparición”.
Las estrategias tanto psicológicas como médicas apuntarán entonces a lograr la “adaptación” y/o “la armonización” y no se visualizará el aprovechamiento de dichas crisis para una posible “transformación” vital.
A pesar de los cambios vividos en el campo de la Salud Mental, se siguen aplicando prácticas iatrogénicas basadas en teorizaciones impregnadas por ideologías que plantean un presunto “masoquismo constitucional femenino” por lo que sería “natural a las mujeres” aceptar situaciones de inferiorización y de sufrimiento.
La Organización Panamericana de la Salud del año 1984 en su documento titulado “La Mujer, la Salud y el Desarrollo en las Américas”, afirma que es necesario investigar sobre el efecto que tienen en la salud de las mujeres “las prácticas tradicionales y los valores sociales”.
También concluyó que “la circunstancia  social  más evidente que afecta la salud de las mujeres es su condición en la sociedad” y así como en el siglo pasado la enfermedad más visualizada era la histeria, actualmente se destacan los cuadros depresivos, los trastornos de la alimentación expresados en la bulimia y la anorexia, las adicciones a psicofármacos y las enfermedades psicosomáticas con diferentes niveles de gravedad. 
Un  modelo superador, integral y conciente de la discriminación de Género, trabajará desde el enfrentamiento de los conflictos e interpretará a los momentos de crisis como situaciones potencialmente superadoras de las limitaciones que afectan  la salud de las mujeres.
Para esto es necesario decir, que en lo que se refiere a la subjetividad femenina, será impostergable comenzar a analizar las relaciones de poder entre los géneros y sus efectos sobre la Salud.
Si nos seguimos manejando con el primero de los modelos descriptos,  no alcanzaremos a dar respuesta al malestar físico, psicológico y emocional de gran cantidad de la población femenina, ya que ésta tiene modos específicos de expresar sus conflictos.
Es imprescindible realizar una capacitación en cuestiones de Género al personal de la Salud, como así también, conformar una base de datos con una mirada nueva y crítica sobre el enfermar de las mujeres.
En este abordaje, estamos incluyendo a sectores sociales y comunitarios,  generando ámbitos multidisciplinarios y aceptando así  que la comunidad como tal puede ser la responsable del enfermar de sus integrantes y  por lo tanto también es el factor decisivo de su curación.
Otra de las conclusiones que podemos inferir es que resulta necesario apostar a una renovación de las representaciones sociales de las mujeres, dadas sus enormes posibilidades de influir y promover un cambio de actitudes en la sociedad.
Nuestras representantes políticas, con o sin Ley de Cupo mediante, deberían ser las primeras en asumir este compromiso.
Sin dudas que trabajar para el cambio implica experimentar sufrimientos pero también vivir grandes satisfacciones. También implica tener el coraje suficiente para enfrentar la ambivalencia y el riesgo de asumirnos como seres auténticamente libres.
Quisiera concluir este trabajo recordando algunas reflexiones de una mujer y  colega que asumió ese riesgo como es Liliana Mizrahi, autora de un libro magnífico titulado “La mujer transgresora. Acerca del cambio y la ambivalencia” del Grupo Editor Latinoamericano-Bs. As.1987


Es mi pequeño homenaje a las mujeres que se “atreven

“La mujer ancestral está detenida en el tiempo. Su identidad ha quedado cristalizada. Es alguien que está ya definida, destinada, condenada desde antes de nacer. No necesita forjar su ser, sino ratificarlo. Intenta desarrollarse en un molde gestado previamente.
La mujer transgresora es el resultado de la ancestral en crisis.Se ha arrancado la mordaza y denuncia lo que la ancestral no se atreve a decir. La transgresora denuncia, la ancestral encubre.La transgresora pone en crisis valores consagrados que la ayudan a vivir, la ancestral suscribe pactos parversos al servicio de que todo siga como está.
 La ancestral teme, vive con miedo, se detiene. La transgresora se atreve y avanza. La ancestral es una mujer que ya es. La transgresora es una mujer que trata de ser.
 Tratar de ser es una forma de ser, que incluye el devenir como parte integradora de nuestro crecimiento”.

Liliana Mizrahi

Buenos Aires – Agosto 1998

Bibliografía consultada:

(1 y 2): Biagini, Escudero, Gastrón, Vujosevich. Revista Salud: Problemas y Debate. Año VI. Nro. 10.   (3):   Goodkin, Karl: “Enfoque psiconeuroinmunológico de la infección por VIH/ SIDA” en PSIDA – Paidós- Bs.As.

Aulagnier, Piera: “La violencia de la interpretación”- Amorrortu – Bs. As. 1977.


Barbieri, Teresita de: “Mujeres y Vida Cotidiana”- S.E.P. – México. 1980.

Basaglia, Franca: “Mujer, locura y sociedad”- Puebla. 1985.

Burín, Mabel : “El malestar de la mujeres. La tranquilidad  recetada” - Paidós - Bs.As.  “Género, Psicoanálisis y Subjetividad”- Paidós – Bs. As.1996. “Salud Mental”en Publicación del Foro Permanente por los Derechos de las Mujeres – Unicef. 1997.

 Fernández, A.M. y Giberti, E.: “La mujer y la violencia invisible”- Ed.   Sudamericana -    Bs. As. 1981.

Goodkin, Karl: “Enfoque psiconeuroinmunológico de la infección por VIH/ SIDA” PSIDA – Paidós- Bs.As.                                                                                            

 Lagarde, Marcela: “Identidad femenina”- OMNIA – México- Año 6 No. 20.  1990- “Cautiverios de las mujeres madresposas, monjas, putas, presas y                                               locas”- México –Fac. de Filosofía y Letras – UNAM. 1990.

Ortner, Sherry: “¿Es la mujer con respecto al hombre lo que la naturaleza    con respecto a la cultura?”- En Harris y Young.1989.

Pérez-Gil,Sara: “ La mujer: ¿objeto o sujeto en los Programas de Salud ?”-Revista: Salud, Problema y Debate. Año IV No. 8 – Ateneo de Estudios   
 Sanitarios y Sociales – Bs.As. 1992-93.

Ravazzola, Cristina: “Un análisis con perspectiva de Género de la Salud Mental en La Argentina”en Mujeres en los ’90 – Ctro. Municipal de la Mujer de Vte. López. Bs.As. 1998.

Ruderman, Matilde: “Etica y compromiso social del Psicólogo Clínico”en Salud, Problema y Debate, Año IV No.8 – Bs. As. 1992-93.

 Sartoris, L y Rapella, E: “Condiciones de salud mental de la mujer en   Argentina” (mimeo) Bs. As. 1986.

Videla, Mirta: “Prevención. Intervención psicológica en Salud Comunitaria” -   Ediciones Cinco- Bs. As. 1981.

Recomendaciones ante la Reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente

Una serie de recomendaciones orientadas a integrar la Perspectiva de Género en la reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente, que se realizó en el mes de Junio de 2005 en la Ciudad de Mar del Plata, en el marco de la IV Cumbre de las Américas (4 y 5 de Noviembre de 2005), fue presentada ante la Comisión Interamericana por el Foro de Mujeres del MERCOSUR- Capítulo Argentina.

 

Recomendaciones ante la Reunión de Ministros de Salud y Medio Ambiente en el marco de la IV Cumbre de las Américas.  
El Foro de Mujeres del Mercosur, Capítulo Argentina, en su calidad de único organismo no gubernamental reconocido como asesor de la Reunión Especializada de la Mujer del MERCOSUR, declara que:

· Teniendo en cuenta el lema de la IV Cumbre : “Crear trabajo para enfrentar la pobreza y fortalecer la gobernabilidad democrática” ;
· Partiendo de un enfoque integrado de Derechos Humanos, Salud Pública y Equidad de Género ;
· Basándonos en la Declaración Universal de Derechos Humanos, la Convención Americana de Derechos Humanos y su Protocolo, el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, la Convención Internacional contra todas las formas de Discriminación contra la Mujer, siendo todos ellos tratados de carácter vinculante para los Estados que los han ratificado ;
· De conformidad con los compromisos contraídos en las Cumbres de Miami, Santiago, Québec y Monterrey, referidos a la protección social en materia de Salud entendida como uno de los pilares fundamentales en los que se asienta el progreso de las Naciones y afirmando que el acceso equitativo a los servicios de Salud de calidad sin ningún tipo de distinción, es un elemento central en las sociedades democráticas ;
· De acuerdo con la Constitución de la Organización Mundial de la Salud, que establece que las mujeres, junto a los grupos con menores posibilidades de acceso a los servicios de salud, deben ser los primeros ha ser tenidos en cuenta en el diseño y aplicación de políticas públicas de prevención, atención y promoción de la salud ;
· Tal como lo establece la política de “Salud para todos en el Siglo XXI” de la Organización Panamericana de la Salud, que enfatiza la “necesidad de incorporar la perspectiva de género como instrumento para analizar los impactos de la globalización en el desarrollo y en las políticas estructurales, macroeconómicas y sociales, con especial énfasis en sus relaciones con la salud “ ; · Reconociendo que la Conferencia Internacional de Población y Desarrollo de El Cairo - CIPD - ha producido un cambio paradigmático en la política poblacional , incluyendo la conceptualización de los Derechos Sexuales y Reproductivos como Derechos Humanos y siendo signatarios todos los Gobiernos de América Latina y El Caribe ;
· Teniendo presente la “Declaración de Doha” o Declaración Ministerial relativa al Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio - ADPIC - y la Salud Pública de Noviembre de 2001, reafirmamos el derecho de los países miembros de la Organización Mundial de Comercio, a anteponer la protección de la salud pública ante los intereses privados comerciales, limitando los efectos del monopolio de las patentes y fomentando el acceso universal a los medicamentos a fin de garantizar la salud de toda la población.
Por lo que declaramos el más absoluto rechazo al texto referido a la propiedad intelectual del Acuerdo del Area de Libre Comercio – ALCA

. “La Declaración de Doha (Qatar) reconoció el derecho de los países en desarrollo a tomar medidas en protección de la salud pública. Sin embargo, el texto esbozado en el capítulo de propiedad intelectual del ALCA incluye varias propuestas que, de mantenerse en el texto final, comprometerían a los países de América Latina y El Caribe a cumplir obligaciones adicionales a las adquiridas en el Acuerdo de los ADPIC (ó TRIPS por sus siglas en inglés)
. Los Estados Unidos, en defensa de los intereses de las compañías farmacéuticas transnacionales, pretende imponer sobre los productos farmacéuticos, estándares que exceden los requerimientos establecidos en los ADPIC. En algunos casos, tales estándares se oponen directamente al espíritu y letra de la Declaración de Doha, que reconoce la preocupación por el efecto de las patentes en los precios. La propuesta de los Estados Unidos incluye varios puntos claves que tendrán un impacto negativo sobre el acceso a medicamentos esenciales en las Américas.
El párrafo 6 de la Declaración solicitó al Consejo de los ADPIC que diera una solución para que los países que no tengan capacidad de producción local, pudieran importar versiones genéricas mediando el uso de licencias obligatorias, para que de tal forma se estableciera un libre comercio de genéricos entre los países, utilizando las cláusulas del Acuerdo sobre los ADPIC. Esto ha sido obstaculizado de diversas formas por los Estados Unidos planteando que dicho intercambio debería realizarse para una limitada lista de enfermedades, para algunas de las cuales no hay tratamientos o los medicamentos ya no están protegidos por patentes”.


Boulet P, Cohen RM. Patients versus Profits: TRIPS, FTAA and Access to Medicines Crisis, 2002.


AFIRMAMOS:

1. Que la creación de más y mejor empleo, requiere de la instrumentación de una serie de políticas de Estado, entre las que se deben destacar las orientadas a promover, proteger y garantizar el cumplimiento del derecho a la Salud desde un enfoque integral e interdependiente con el resto de los Derechos Humanos, eliminando las inequidades de género, clase, etnia y edad en el acceso y utilización de los servicios de Salud de calidad.
2. Que el marco de los Derechos Humanos, además de obligar a centrar el análisis en las inequidades y la justicia social, también nos provee de la herramienta de atribución de responsabilidades de los Gobiernos en el cumplimiento de los mismos.
3. Que el Derecho a la Salud es un concepto amplio que puede y debe desglosarse en derechos más concretos como son la salud materna, infantil, reproductiva y sexual.
4. Que el Derecho a la Salud Reproductiva implica la capacidad de disfrutar de una vida sexual plena y sin riesgos así como la libertad para decidir si procrear o no, cuándo hacerlo y con qué frecuencia, por lo que es decisivo entender y atender la salud sexual como otro aspecto del desarrollo personal y social de los pueblos.
5. Que es imprescindible reforzar la autonomía de los Gobiernos y la laicidad de los Estados, frente a las presiones de las jerarquías de sectores religiosos conservadores, orientadas a modificar o impedir la aplicación de políticas públicas que integran la dimensión de género junto a los derechos sexuales y reproductivos, así como la equidad en el acceso a la información, los insumos y los servicios de Salud.
6. Que la penalización del aborto da lugar a prácticas diferenciadas según las posibilidades socioeconómicas de las mujeres, las que se expresan en el elevado porcentaje de morbimortalidad materna de nuestros países, representando un grave problema de salud pública y de injusticia social. Las mujeres con mayores recursos asisten a consultorios privados donde son atendidas por profesionales idóneos en las mejores condiciones de higiene y cuidado. Las mujeres pobres sólo tienen acceso a procedimientos caseros realizados por personas sin preparación profesional o por ellas mismas, conforme a prácticas aprendidas por tradición oral, con el consecuente riesgo para su salud y su vida.
7. Que es necesario superar metodologías e indicadores epidemiológicos y de costos que han engoblado mortalidad con morbilidad y discapacidad, por lo que las enfermedades son “resignificadas” respecto de la morbimortalidad materna y sus causas, quedando ésta relegada en el establecimiento de prioridades y recursos frente al VIH/SIDA, la malaria, el dengue o la tuberculosis.
8. Que los países de nuestra región deben actualizar su información sociodemográfica e incorporar los datos desagregados por sexo en sus reportes situacionales de salud para superar la falta de transparecia e inconsistencia de los mismos. Importantes aspectos de la salud como el aborto infectado, la violencia de género, las ITS (en su mayoría asintomáticas) y la mortalidad materna, en muchos casos se encuentran subregsitrados o no registrados. Este vacío de información respecto a datos de salud sexual y reproductiva, incide en la infravaloración de su incidencia y por lo tanto, en la determinación de recursos.
9. Que debería incluirse entre las áreas prioritarias de los MiSAmA, la que se refiere al “potencial reproductivo” de las mujeres como factor condicionante en el acceso a un trabajo digno, así como a las aseguradoras de salud, ya que los costos de la reproducción son únicamente adjudicados a las mujeres.
10. Que tomando en consideración los datos regionales sobre pobreza, empleo remunerado y no remunerado, resulta necesario aplicar el enfoque de género en el financiamiento de la salud pública ya que la mayor demanda en salud por parte de las mujeres, coincide con su menor capacidad de pago.
11. Que las políticas de ajuste estructural representan una grave “desinversión en capital humano”, ignorando la división sexual del trabajo, el trabajo doméstico no remunerado, así como las relaciones entre el trabajo remunerado y el no-remunerado. Al recortar los recursos en el sector de la Salud Pública, han recargado aún más el rol de las mujeres como productoras informales en la atención de la salud.
12. Que el grave impacto y la propagación de la pandemia del VIH/SIDA sobre la salud de nuestros pueblos y particularmente sobre las mujeres jóvenes, indica la necesidad de informar y educar en salud sexual en todos los ámbitos de la educación, por lo que los Gobiernos deberán realizar mayores esfuerzos en la superación de ideologías basadas en la intolerancia y el desconocimiento de los derechos sexuales y reproductivos de la población. Así mismo recomendamos establecer acuerdos de cooperación a nivel regional y mundial, así como solicitar mayores recursos al Fondo Mundial de Lucha contra el SIDA para los países de América Latina y el Caribe.
13. Que es impostergable la inclusión de los ministerios de Salud de nuestros países en las negociaciones del ALCA, ya que éstas se realizan en encuentros gubernamentales cerrados, sin participación real de otros ministerios que no sean los de Comercio e Industria, y casi nula participación de organizaciones de la sociedad civil.  

REFLEXIONES FINALES

Los programas de ajuste estructual en el campo de las reformas sanitarias, han aplicado la reducción de lo que, desde la concepción económica neoliberal, se interpreta como “gasto público”. Esto ha afectado la salud de la población en general, con un mayor impacto en los sectores sin recursos y especialmente en las mujeres pobres, siendo éstas mayoritarias en el escenario nacional y regional. Las reducciones o recortes de “gastos” en el sector de la salud, han ejercido un efecto devastador sobre la asistencia informal, histórica y culturalmente asignada a las mujeres.
Según Elson y Evers, luego de examinar los Enfoques Sectoriales Ampliados (ESA) de los donantes de fondos destinados a Salud, la relación costo-beneficio de los programas que incluyen el enfoque de género, es mejor que la de los que no lo consideran, por lo que el género demuestra ser también un indicador que debe atravesar las diferentes políticas si se pretende garantizar eficiencia y optimización de los recursos. Entre otros análisis, su aplicación visibiliza los roles sociales que mujeres y hombres desempeñan en las economías de mercado, los que a su vez se expresan en las funciones productivas, reproductivas y de gestión. Esta dimensión permite afirmar que la pobreza afecta más negativamente la salud y supervivencia de las mujeres, ya que la mayor esperanza de vida femenina, no es siempre la regla en los países pobres ni en los grupos de menores ingresos, en los que esta ventaja disminuye o incluso desaparece. Mientras la pobreza multiplica por 2 y hasta por 5 el riesgo de muerte prematura en los varones, entre las mujeres dicho riesgo se multiplica por 4 y hasta por 12. La no-inversión en acciones preventivas y promocionales, facilitando el acceso a información, medicamentos, consultas, estudios y diagnósticos, genera un costo que supera las posibilidades económicas de muchas mujeres, lo que retrasa la búsqueda de atención para sus problemas de salud en general y de su salud sexual y reproductiva, en particular, lo que las enfrenta a un riesgo mayor de enfermedad y muerte. Aplicar enfoques integrados, permitirá entender a la salud como un fenómeno multifactorial y atravesado por relaciones de poder, cuestionando a la epidemiología clásica centrada en la muerte, la morbilidad y los riesgos individuales. Estos enfoques plantean la necesidad de realizar abordajes multisectoriales e interdisciplinarios de salud, asumiendo la integralidad de los Derechos Humanos en su doble vertiente de libertad y justicia y atribuyendo responsabilidades al sufrimiento innecesario. Incluir y atravesar dichos enfoques con la dimensión de género en la formulación y monitoreo de politicas públicas sanitarias, obedece a mandatos explícitos de la Organización Panamericana de la Salud y de la Organización Mundial de la Salud, basados en las obligaciones surgidas de los compromisos internacionales de carácter vinculante adoptados por nuestros países en el seno de las Naciones Unidas.
Finalmente, afirmamos que la igualdad en el acceso a los recursos del desarrollo se logrará si las mujeres son concebidas como sujetas centrales del mismo. En realidad lo que se pretende es la superación de la pobreza conjuntamente con la construcción de sociedades más democráticas e igualitarias, concibiendo al desarrollo como un proceso destinado a impulsar el crecimiento y la distribución equitativa de los recursos para ampliar la igualdad de oportunidades, en escala humana y con perspectiva de género.

Ester Nani

Coordinación General

Zunilda Valenciano
Presidenta
                                                                                                                    
Foro de Mujeres del Mercosur – Capítulo Argentina

  Actividad del Programa "Mujer y Ciudadanía" en el C.G.P. Nro. 2 de la Ciudad de Buenos Aires - Año 2001

sábado, 16 de febrero de 2013

Prostitución y Trata de personas

Debido a la reacción abrumadora de rechazo hacia el fallo del Tribunal de Tucumán de absolución de todos los acusados por trata de personas, conocido como "el caso Marita Verón", y ante las declaraciones públicas de la asociación que nuclea a mujeres dedicadas al ejercicio de la prostitución voluntaria, AMMAR, orientadas a diferenciar a aquellos hombres que son clientes de aquellos que son delincuentes, me pareció oportuno hacer algunas aclaraciones.
(! Disculpen las mayúsculas, pero cuando me dí cuenta ya había escrito demasiado y como no quise empezar de nuevo, continué asi hasta el final!)
NO EXISTIRÍA LA TRATA DE PERSONAS NI EL SECUESTRO O CAPTACIÓN DE MILLONES DE MUJERES FORZADAS A EJERCER LA PROSTITUCIÓN, DE NO EXISTIR LA ACEPTACIÓN Y NATURALIZACION CULTURAL DE LA PROSTITUCIÓN, SUPUESTAMENTE VOLUNTARIA. POR LO TANTO ES ABSOLUTAMENTE FALSO EL ARGUMENTO QUE PRETENDE HACER UNA DIFERENCIACIÓN. AUNQUE NO LO QUIERAN ACEPTAR, SON ABSOLUTAMENTE NECESARIAS Y FUNCIONALES (COMPLICES INVOLUNTARIAS?) A ESE ABERRANTE DELITO.
NO EXISTEN "CLIENTES" EN LA PROSTITUCIÓN VOLUNTARIA, SÓLO EXISTEN "DENIGRADORES" DE LA CONDICIÓN DE LA MUJER, USANDO A AQUELLAS QUE ACEPTAN ESE LUGAR DE SÓLO CARNE-CUERPO PARA SERVIR DE "DESCARGA" DE LOS SUPUESTOS "IMPULSOS INCONTROLABLES O INSATISFECHOS DE LOS HOMBRES" Y GANAR UN DINERO QUE TRATAN DE JUSTIFICAR COMO PRODUCTO DE UN TRABAJO O UN SERVICIO.
NINGUNA MUJER NACE PARA PUTA, EN EL MEJOR DE LOS CASOS SE SOMETE Y HASTA  PUEDE MOSTRAR CON ARGUMENTOS Y RACIONALIZACIONES, UN SUPUESTO "ORGULLO" DE SU CONDICIÓN DE TAL. EN REALIDAD LO QUE HA HECHO ES SOMETERSE AL MANDATO DE UNA CULTURA FALOCÉNTRICA, MACHISTA Y MISÓGINA QUE LA DENIGRA COLOCÁNDOLA EN ESE LUGAR DE OBJETO SEXUAL DESECHABLE, PERVERSAMENTE NATURALIZADO Y QUE A CAMBIO LE  GARANTIZA GANAR "SU" DINERO, POR LO QUE HASTA PUEDE CREER QUE EN REALIDAD ES UNA MUJER PODEROSA E INDEPENDIENTE.
ESE DINERO, EL QUE GANA UNA PROSTITUTA, EN REALIDAD SE LO ESTÁN PAGANDO LAS CIENTOS Y MILES DE MILES DE OTRAS MUJERES QUE NO SE HAN DEJADO DOBLEGAR A PESAR DE SUS NECESIDADES, TANTO PERSONALES COMO ECONÓMICAS, PORQUE ANTE TODO HAN PODIDO PRIORIZAR SU CONDICION DE PERSONA.

Lic. Ester Nani
CABA
Participación del Programa "Mujer y Ciudadanía" en el 8vo. encuentro de Presidentas de la Asociación de Mujeres de Negocios y Profesionales - Ciudad de Buenos Aires - Año 2000

Experiencia psicoterapéutica con mujeres adultas abusadas sexualmente en su infancia

Experiencia psicoterapéutica con mujeres adultas abusadas sexualmente en su infancia

El abuso sexual infantil (ASI) consiste en la realización de un acto violento de abuso de poder, tanto físico como psíquico, que ejerce un/a adulto/a sobre un/a menor, el que es vivido por la víctima como un atentado contra su integridad física y psíquica, y no tanto contra su sexualidad, por lo que constituye una forma más de victimización y violencia ejercida sobre niñas  y niños. Vulnera y viola el derecho de l@s menores a decidir, actuar y defenderse en igualdad de condiciones.
Cuando el abuso sexual ha sido intrafamiliar, generalmente es practicado por un integrante insospechado del grupo familiar. Si fuera extrafamiliar, seguramente es alguien cercano a la familia y se trata de una figura igualmente insospechada de cometer tal acto, como un pariente, amigo, médico, o docente. Para toda/o niña/o u adolescente, sus padres; docentes; médic@s;amigo@s; parientes cercanos; sustitutos, constituyen los primeros vínculos de amor y confianza y de los cuales dependerá para desarrollar su vida. De ellos espera actos y gestos de cuidado y protección. Por esto mismo, cuando alguien muy allegado comete un acto de abuso sexual, se genera en la víctima lo que Eva Giberti(1) ha definido como "un ruido enloquecedor, producto de lo siniestro, que no cabe en su mente y en sus sentimientos cuando ello ocurre, lo que siempre fue familiar se torna extraño y produce pánico y confusión. Lo que debía significar un acto de amor se transforma en expresión de odio, confusión, miedo y es causa de padecimiento.” Por lo tanto, cuando el trauma irrumpe, ocurre que lo que debía resultar agradable, se torna amenazante, doloroso, peligroso, generando una suerte de “paralización” en el comportamiento de quien sufre el ataque, que se traducirá en síntomas derivados de la simbolización de la represión.
La víctima, en tanto no puede otorgarle un sentido a lo que está ocurriendo, se culpabiliza considerándose mala, sucia, o incluso, “demasiado atractiva”, en definitiva,  culpable ("algo debo haber hecho o debo tener para que me pase esto") y se avergüenza por lo ocurrido, alentada generalmente por el mismo agresor para asegurarse de que el acto permanecerá en secreto. Si el abusador llega a ser denunciado o descubierto, negará su responsabilidad acusando de mal interpretar sus intenciones o de mentir y fabular, a quien en realidad es la víctima de su comportamiento perverso. Así la situación, la niña o el niño, desarrollará sus mecanismos defensivos para afrontar los diferentes aspectos que acompañarán el desarrollo de su vida.
Desde una perspectiva diagnóstica tradicional, los efectos del abuso pueden relacionarse con lo que definimos como síndrome de estrés postraumático.
A partir de los relatos de las personas víctimas de ASI, podemos destacar cuatro aspectos básicos:
1.- Culpabilidad: La víctima  tiende a culparse por el abuso sufrido. Al condenarse a sí misma, bloquea el re-conocimiento del o los responsables de su victimización, evitando asumir que las  personas en las que ella confiaba y amaba, la han lastimado o descuidado. O concluir que si los denuncia y enfrenta con su responsabilidad por lo ocurrido, esto la expondría a la pérdida de  su sistema de apoyo, el que, a pesar de todo, le garantiza su subsistencia, por lo tanto los sigue considerando necesarios en su vida. También teme a las reacciones defensivas de los responsables del abuso  si son enfrentados con su acusación y que la consideren como co-responsable de lo ocurrido. Ya sea porque “no hizo nada” para evitar la agresión, porque “algo debe haber hecho” para provocarla, o porque “es
una fabuladora y una mentirosa”. 
2.- Responsabilidad: Este aspecto se deriva del anterior y parece cumplir la finalidad de “liberarla” paradojalmente de una realidad aún más dura de aceptar cual es la de reconocer el sentimiento de impotencia y vulnerabilidad que la expone a una autovaloración de mayor indignidad. Le resulta menos amenazador e intolerable verse a sí misma como alguien que en cierto modo es responsable de lo ocurrido, que admitirse como víctima indefensa.  
3.- Autoestima: La víctima crece sintiendo como si algo dentro suyo fuera inexorablemente sucio, perverso, “impuro”, o desagradable. El sentirse sucia o fracasada, se vuelve parte de su carácter, cree que no vale nada y que está marcada de por vida, piensa que no es digna de un verdadero amor, que nadie puede quererla ya que no es digna de ser valorada. De algún modo espera y supone como lógico al maltrato, vivido inconcientemente como el merecido castigo por la falta que ha cometido, o como la inevitable consecuencia debida a su “mala suerte”.
4.- Agresividad: Ha sido lastimada por aquella(s) persona(s) a la(s) que amaba y en las cuales confiaba. Esta experiencia impidió que viviera una infancia lo suficientemente segura y feliz como para desarrollar su vida de modo gratificante y esperanzador. Sin embargo y a pesar de esta realidad piensa que si expresa su rechazo y su ira, esto podrá significar un mayor peligro para ella. Las amenazas del abusador, han reforzado la represión y el temor a expresarse ya que provocaría más exposición a sufrir otros ataques. Con el tiempo podrá manifestar su ira en dos modos extremos: con incapacidad para expresarla abiertamente (lo que en muchos casos implicará dificultad o imposibilidad en reconocer y defender sus derechos, así como su seguridad e integridad personales), presencia de  fantasías suicidas; o por el contrario, mostrar un estado casi constante de enojo o de agresividad indiscriminada (pulsión de muerte), causa de actitudes injustificadamente hostiles, actos antisociales, o de comportamientos que implican algún riesgo de autodestrucción.

Experiencia terapéutica
 
Me interesaría destacar la importancia de instrumentar un abordaje clínico integrador de variados recursos teóricos que a mi entender lejos de ser incompatibles, pueden complementarse y potenciarse mutuamente, y junto a nuestras pacientes (me referiré a pacientes mujeres ya que en mi experiencia, todas las pacientes que han sido victimas de ASI, son mujeres), nos permitirán lograr su salud psíquica, física, y emocional.
Para el abordaje psicoterapéutico  he utilizado un enfoque clínico integrador de recursos aportados por diferentes teorías de la psicología,  atravesados fundamentalmente por la perspectiva de género y aplicados de acuerdo a los diferentes momentos de una misma sesión como del proceso psicoterapéutico. Esto implica incluir intervenciones surgidas tanto desde el campo del psicoanálisis, del sistémico, como del cognitivo-conductual.
La agresión sexual sufrida por una/o niña/o, implica experimentar una serie de sentimientos confusos y abrumadores que podemos definir como traumáticos. El concepto básico de "trauma" lo define como el estado generado por la acción de un estímulo intenso e inesperado que provoca una herida, tanto física como psíquica, rompiendo la barrera de protección de una persona, precisamente por lo inesperado y por la intensidad y calidad de las emociones que desencadena. Esto producirá, como inevitable reacción, un fuerte desequilibrio narcisista.
Si bien fue Charcot(2) el primero en relacionar los aspectos emocionales a la generación de un trauma, fue Josef Breuer(3) quien desarrolló el concepto de trauma al analizar los sueños de sus pacientes descubriendo que lo traumático residía en la intensidad y calidad de la respuestas emocionales que se ponían en juego y no tanto en el impacto físico del hecho traumático.
Para Freud(4), el trauma ocurre necesariamente en el campo de la sexualidad ya que al igual que las situaciones sexuales, el trauma opera el mecanismo psíquico de la represión. En tanto se trata de un proceso psíquico patológico, esta forma de defensa impedirá la manifestación de una reacción o respuesta ante el hecho traumático, lo que derivará en la formación de síntomas neuróticos. Desde el psicoanálisis se entiende que la vivencia traumática no puede integrarse con el resto de la vida anímica conciente de la persona, debido al conflicto que genera enfrentar el recuerdo del abuso con las representaciones de carácter moral, provocando la defensa represiva del Yo.
Sabemos que el trauma - herida - sobrepasa la capacidad de elaboración, por lo que se instala la represión como reacción defensiva primaria que se relacionará con determinados recuerdos de la persona, en un intento de cierre o elaboración de dicha herida y procurando el alivio de la angustia. Este mecanismo defensivo explica el fuerte empobrecimiento del Yo de las pacientes e influirá decisivamente en la percepción de sí mismas y en todos los aspectos centrales de sus vidas.
Las consecuencias, que pueden manifestarse en lo más inmediato, se expresan a través de síntomas que señalan un daño emocional severo y que se diferenciarán de acuerdo a la edad en la que se produjo el abuso, de acuerdo a quién lo perpetró, durante cuánto tiempo, y si fue intra o extrafamiliar. Entre los efectos psíquicos más comunes, se destacan: mostrar un comportamiento alterado, ya sea por muy violento o por muy inhibido; deterioro de las habilidades cognitivas; manifestar altos niveles de ansiedad; baja autoestima; depresión; fantasías suicidas; trastornos disociativos; ideación paranoide; realización de actos compulsivos; conductas autodestructivas; elección de parejas maltratadoras y abandónicas; fantasías o intentos de suicidio. Entre los físicos, los más comunes en el cercano plazo son la enuresis y/o la encopresis, y más a mediano y largo plazo, trastornos de la alimentación, tanto obesidad como anorexia y/o bulimia, así como trastornos respiratorios de variada complejidad, incluso desencadenando  cuadros asmáticos. Igualmente son frecuentes los cuadros depresivos, tanto severos como agudos, pudiéndose presentar de manera crónica y de no mediar un tratamiento, el daño se profundiza y entre otras manifestaciones, afectará especialmente la capacidad para vincularse socialmente.
También puedo afirmar que todas las pacientes (anteriores como actuales) que han sido víctimas en su infancia de un abuso sexual, se culpabilizan por lo ocurrido, considerándose anormales, malas, impuras, sucias, y avergonzándose por haber sido "elegidas" para perpetrar el abuso. Este sentirse elegidas provocará una fuerte perturbación por el conflicto de emociones que genera la simultaneidad de experimentar sentimientos vergonzantes, junto a otros que suponen algún tipo de valoración positiva  sobre sus atributos personales. Interpreto este tipo de fantasías y sentimientos como la representación psicológica de lo impuesto por una cultura que por siglos justificó y/o negó el abuso sexual en l@s niñ@s y prefirió, y necesitó, sospechar y acusar a las víctimas con todo tipo de argumentaciones, para despojarse de su responsabilidad ante el abuso de poder y la violencia cuando son ejercidos por hombres sobre mujeres, y por adultos sobre niñ@s. La experiencia de verse obligadas a mantener el secreto, alentadas por el mismo agresor y por el descuido de los adultos responsables de su atención, sumado a las emociones y fantasías que genera dicha desprotección y la imposibilidad de defenderse, definirán el presente y el futuro de sus vidas.
En el transcurso de la terapia, surgen imágenes, proyecciones, sueños, o expresiones verbales sobre ellas mismas  en las que  se valoran  como "estropeadas", "marcadas", o con "fallas de origen". Fuertes inhibiciones, o por el contrario, comportamientos afectivos y/o sexuales riesgosos, suelen definir mayormente a  sus relaciones.
Un momento que interpreto como muy significativo en el tratamiento de estas pacientes, es cuando encuentran la posibilidad de expresar que sintieron algún grado de placer durante el abuso, lo que es vivido como un recuerdo fuertemente perturbador y generador de trastornos o dificultades en su vida sexual y las enfrenta a mayores sentimientos de culpa.
Otro aspecto fundamental para abordar esta problemática, es que como terapeutas entendamos que el contexto familiar no es neutro ni "inocente" respecto del abuso cometido aunque se declare ignorante de lo ocurrido. Es estratégico que sea interpretado como “partícipe necesario” en la génesis y continuidad del abuso y que se constituyeron en colaboradores inconcientes (y no tanto) especialmente en el sostén de un ámbito de impunidad para el abusador. De hecho funcionó como un sistema de apoyo para las complicidades necesarias, por lo que si la situación del abuso no se sincera con los integrantes de la familia, y no se adjudican las responsabilidades correspondientes, continuarán los efectos dañinos de la represión. En definitiva, es estratégico lograr en el análisis del contexto familiar de la paciente, el reconocimiento de la culpabilidad de quien perpetró el abuso y de quién o quiénes, teniendo la posibilidad de descubrirlo y terminarlo, sin embargo, no lo hicieron. Por lo tanto, habrá que trabajar sobre (y con) los miedos y las fantasías de la paciente respecto del hecho de enfrentar las reacciones y efectos que provocará tal “desen-mascaramiento”. En algunos casos, indiqué que imaginara, y si era posible, representara (proyectara), las diferentes reacciones y argumentaciones que  podrían dar sus familiares al enfrentarlos con el sinceramiento público del abuso. He comprobado que este recurso de ensayo-preparación, aunque en algunas ocasiones la angustia y el miedo operen dificultándolo, cuando puede realizarlo, es absolutamente genuino ya que permite poner en “acción” el acontecimiento futuro, permitiendo experimentar un “como si” estuviera ocurriendo en el aquí y ahora.
En este momento del tratamiento es importante orientar las intervenciones terapéuticas en función de superar el Yo –indiferenciado-familiar-abusivo para alcanzar un Yo diferenciado y personal, tal como lo plantean Murray Bowen(5) y Helm Stierlin(6), logrando una "diferenciación yoica" que le permita invertir energía psíquica en la elaboración del trauma y en el logro de su salud psíquica y emocional. El acto de enfrentar a sus familiares con la responsabilidad que les cabe, constituye un paso altamente significativo en pos de la cura. Esta  indicación terapéutica tiene la finalidad de romper “el silencio” del trauma y la inacción consecuente de la necesidad defensiva de reprimir sus emociones, recuerdos, y pensamientos. Asumirse como protagonista de sus actos y asignar las responsabilidades en quienes corresponde, es reparatorio y necesario en el proceso de superación de su condición de víctima para comenzar a valorarse como sobreviviente, y finalmente, lograr su reconocimiento como viviente, tal como lo señala Jorge Barudy(7).
También he sugerido a mis pacientes escribir sobre lo que deseen, con la consigna de que lo hagan de acuerdo a todo lo que sienten, sintieron y recuerdan que esté relacionado con el episodio del ASI. He podido confirmar que si se logra una escritura claramente expresiva, ésta  se convierte en un recurso terapéutico relevante ya que escribir exige detenerse sobre la experiencia y evaluar sus circunstancias, lo que implica lograr una nueva representación en su psiquismo. En este sentido me pareció enriquecedor para mi experiencia clínica entender que la escritura expresiva provoca una serie de efectos de alivio comprobables luego en la salud de la paciente, ayudando a reordenar el pensamiento, a elaborar y superar la vivencia de impotencia y parálisis que muchas veces genera la posibilidad de enfrentarse con los recuerdos, así como al abusador, y en muchas ocasiones ayuda a disminuir las crisis depresivas. Una de las condiciones es que movilice las emociones involucradas en un proceso de reconstrucción del hecho traumático, en tanto como describe James Pennebaker(8) “La escritura emocional o expresiva nos brinda la posibilidad de acceder a nuestro innato potencial creativo así como a descubrir nuestras emociones y pautas de pensamiento más inconcientes. Con ello se contribuye a reducir el estrés mental, reforzar la autoestima e incluso a fortalecer el sistema inmunológico. En definitiva, se pueden conseguir beneficios tanto a nivel psicológico como a nivel físico en general. Escribir cambia la forma en que la gente piensa y organiza su mundo interno”.Entiendo que podemos considerarla como un recurso terapéutico importante en tanto nos abre la oportunidad de generar un proceso que reinscribe las emociones en un nuevo formato.
Para concluir, quiero destacar la importancia de señalar a estas pacientes, que el haber iniciado un tratamiento psicológico y sostener su continuidad en el tiempo, constituye ese primer paso esencial para “tomar en sus propias manos” la responsabilidad y el sentido de sus vidas.




Lic. Ester Nani
M.N.: 42999

Referencias:


(1) Eva Giberti -Argentina: Psicóloga, Psicoanalista, Asistente Social, y Docente Universitaria. Fundadora de la primera Escuela para Padres de Argentina.
(2) Jean-Martin Charcot 1825-1893-Francia: Médico neurólogo y anátomo-patólogo. Fundador junto a Guillaume Duchenne de la neurología moderna. 
(3) Josef Breuer 1842-1925-Austria: Médico, Fisiólogo y Psicólogo.
(4) Sigmund Freud 1856-1939-Austria. Médico y Neurólogo. Creador del Psicoanálisis.
(5) Murray Bowen 1913-1990-EEUU: Psiquiatra y Profesor de Psiquiatría de la Universidad de Georgetown.Bowen was among the pioneers of family therapy and founders of systemic therapy . Creador de la Teoría de los Sistemas Naturales.
(6) Helm Stierlin 1926-Alemania: Psiquiatra y Psicoanalista. Pionero en el desarrollo de la terapia de familia. Profesor emérito y Doctor en Medicina y Filosofía.
(7) Jorge Barudy 1949-Chile: Neuropsiquiatra, Psiquiatra infantil y Terapeuta familiar.
(8) James Pennebaker 1950-EEUU: Psicólogo y Lingüista. Docente y estudioso del poder reconstructivo de la escritura.

Ciudad de Buenos Aires
2012

Presentación del Libro "Ley del Cupo Femenino en las Organizaciones Gremiales" de Norma Allegrone de Fonte - Hotel Castelar - Año 2003